viernes, 11 de mayo de 2012

CONSTRUCCIÓN TRADICIONAL CON TIERRA COMO MÉTODO DE AHORRO ENERGÉTICO

Tipologías de construcción con tierra (Método constructivo):
  

Alrededor de todo el mundo, se han dado a lo largo de los siglos diferentes soluciones, todas ellas con sus peculiaridades y diferencias en función de sus usos, diferencias y técnicas constructivas. Las principales son el adobe, el tapial, el bloque de tierra compactada (o comprimida), la tierra vertida, el cob, el entramado y encestado, etc. Se estudiarán los más importantes que se dan en España.

Con este trabajo se pretende demostrar la viabilidad de la utilización de este material y los sistemas constructivos que de su aprovechamiento se derivan considerando que es una forma económica de conseguir una construcción masiva y, por tanto, de características técnicas apropiadas para utilizar en los sistemas de acondicionamiento pasivos de la vivienda.



ADOBE

Es una técnica de construcción basada en el empleo de piezas prismáticas de barro de dimensiones variables (alrededor de 10 x 20 x 35 cm.).

Se realizan haciendo una excavación de 1 ó 2 metros de profundidad eliminando las piedras con un cribado y la tierra superficial. Se abre un canal (amasadera o barrera) donde se extiende la tierra. Se vierte abundante agua y se espera al día siguiente. Se añaden los aditivos correspondientes (paja u otros) y ya tenemos la mezcla. Se vierte sobre una adobera o gradilla, se reparte y se aprieta con las manos con especial cuidado en las esquinas. El desmolde se efectúa levantando la adobera con cuidado en vertical. Tras uno o dos días de secado, se colocan en posición vertical hasta que toda la masa haya secado al sol y el viento. La época ideal para su fabricación es en primavera u otoño.


TAPIAL

Es una técnica basada en la compactación “in situ”, mediante golpeo de grandes masas de tierra en un encofrado o molde desmontable de madera, denominado “tapialera”.

La ejecución de la tapia se realiza con el montado del cajón o encofrado. A continuación se efectúa el vertido de la tierra junto con el agua en tongadas regulares de unos 10 a 20 cm de espesor. A continuación se compacta con el pisón hasta que llega un momento en el que sonido del apisonamiento cambia a un sonido metálico. Se repite la siguiente tongada hasta completar la altura de la tapialera. Al finalizar se retira el molde y se continúa a continuación. Actualmente la compresión se realiza mecánicamente


BLOQUE DE TIERRA COMPRIMIDA

Es una evolución del adobe obtenido mediante un proceso de prensado. Se le suelen añadir mayor número de aditivos para mejorar sus propiedades y durabilidad (generalmente cemento). El tamaño suele ser de 295 x 140 x 90 mm.

Las prensas utilizadas pueden ser de tres tipos:
Manuales: De bajos costes y mantenimiento y bajas presiones de compactación (20 Kp/cm2). Tienen una capacidad de trabajo de entre 200 y 400 unidades al día.
Con asistencia hidráulica: Se consiguen presiones de compactación mayores. Son más laboriosos, por lo que se consiguen menor producción.
Mecanizadas: Son mas caras y de mayor presión de compactación. Tienen mayor rendimiento de producción con entre 2.000 y 20.000 unidades diarios. Necesitas un aporte de energía eléctrica o motores de combustión lo que disminuye su sostenibilidad y acercándolo más al ladrillo cerámico.


TIERRA VERTIDA

Es una técnica constructiva basada en el secado de la tierra en obra. El proceso constructivo es similar al tapial, pero su diferencia principal es que no se produce compactación una vez introduciendo el barro dentro de la tapialera. Se retira el molde de una altura determinada una vez que su resistencia es suficiente para mantener su forma y se deja secar y endurecer mediante la acción del viento y el sol en la misma obra. Una vez que se ha secado, se realiza la misma operación sobre lo ya endurecido.

El suelo debe tener unas características muy arenosas o grabas y deberán ser estabilizadas.

 
Material
λ
Material
λ
Acero
47-58
Corcho
0,03-0,04
Agua
0,58
Aluminio
209,3
Aire
0,02
Fibra de vidrio
0,03-0,07
Madera
0,13
Hierro
80,2
tierra húmeda
0,8
Ladrillo
0,80
Vidrio
0,6-1,0
Ladrillo refractario
0,47-1,05

 
Aditivos y Características

Los sistemas de acondicionamiento pasivo pueden disminuir enormemente las necesidades energéticas pero no las resuelven en su totalidad, lo que hace imprescindible recurrir a fuentes convencionales que proporcionen el calor o frío necesario en cada momento.

Hay que destacar que el K-efectivo (coeficiente de transmisión térmica) disminuye cuando el color de la superficie es más oscuro y en los muros con orientación sur, creciendo progresivamente en orientaciones este, oeste y norte. Estas diferencias son aún más  significativas en muros con gran masa.

En cuanto a la energía incorporada en los materiales de construcción, existe una definición aceptada que podemos emplear: la energía incorporada de un material incluye toda la que se precisa en los distintos procesos necesarios para llevar el material a su lugar en el edificio, desde la extracción de las materias primas hasta su manufactura y erección; incluye la energía asociada al transporte (y a la parte proporcional de la infraestructura necesaria para que éste sea posible) tanto como la parte proporcional de los equipos y maquinaria necesarios para todos esos procesos.

Otras ventajas apreciables, desde el punto de vista del coste energético, pueden ser consideradas desde el mirador de los excesos de la construcción industrializada. El interés de la construcción con tierra desde la premisa de la reducción de los impactos ambientales reside en la naturaleza polifacética del material y sus propiedades térmicas y mecánicas, unido al hecho de que su fabricación es totalmente viable sin un consumo de energía contaminante, debido a que en todas las fases de fabricación del adobe o tapial tradicionales es posible utilizar fuentes renovables de energía, ya que nunca se requiere la presencia de altas temperaturas (lo que constituye la diferencia sustancial con el ladrillo cerámico común).

Los aditivos añadidos a la tierra para distintos fines son muy variados, así como las características de la mezcla de la tierra en función del uso que se le dé.

Para la construcción de tapial en tierra vertida, la textura del suelo utilizado debe de tener un máximo de arcilla del 20%, mientras que la suma de arena y gravas permite que llegue hasta el 75%. De esta manera una tapia tiene una densidad típica que varía entre 1700 y 2200 kg /m3 y una resistencia a compresión de entre 1 y 15 N/mm2 en función del grado de compactación. En tierra vertida, la compactación ha sido nula y son los valores menores. Los aditivos que principalmente se utilizan en la fábrica de tapia son una tierra enriquecida con gravas, cascotes u otros materiales para garantizar el mejor compactado de la masa y aumentar su resistencia. También se puede añadir cal a la mezcla obteniendo lo que se denomina tapial real. Otra manera de reforzar la tapia es mediante el reforzado de las caras con ladrillos o mampuestos y reforzando las juntas mediante morteros de yeso, cal o cemento reduciendo los efectos de la retracción. Estos refuerzos, en ocasiones, presentan forma curvada en las esquinas para facilitar la compactación llamándose brencas.

La tierra utilizada para la fabricación de adobes permite una cantidad de arcillas de hasta el 40%, debido a que al ser bloques menores, la retracción será menor. No obstante conviene comprobar que la cantidad de arcillas expansibles sea lo menor posible. La densidad típica oscila entre los 1200 y 2000 kg /m3 con una resistencia a compresión de entre 1 y 5 N/mm2. Se suele añadir cemento en una proporción del 4 al 8% para aumentar su resistencia.

En la fábrica de bloques de tierra comprimida la densidad seca varía entre 1500 y 2200 kg/m3, siendo ligeramente mayores que el adobe. La calidad de la tierra debe ser parecida a los adobes, pero debido a la compresión la resistencia a compresión puede llegar a 25N/mm2.

Algunos de los aditivos y técnicas para aumentar la durabilidad de los muros es la colocación de cimientos y zócalos de mampostería para reducir la absorción capilar de agua y la erosión en la base del muro. Se usan morteros plásticos transpirables. La estabilización de la tierra puede llevarse a cabo mediante los siguientes procedimientos:
1        Compactación (usado en tapial y BTC)
2        Adición de agentes ligantes (usado en tierra vertida y adobe)
o Fibras vegetales
o Cemento
o Cal
3        Adición de impermeabilizantes
o Emulsiones bituminosas
o Agentes hidrofugantes

La compactación expulsa el aire de la matriz del suelo produciendo un aumento de la densidad que se traduce en una mejora en una mayor resistencia mecánica, reduce la porosidad y permeabilidad del agua, comprensibilidad, estabilidad dimensional y una mayor durabilidad.

La estabilización con cemento (3-12%) combinada con la compresión aumenta sinérgicamente la resistencia mecánica a compresión, mayor resistencia a la erosión hídrica y reduce la retracción del material. La cal ofrece mejores resultados que el cemento en porcentajes altos de arcillas, y aumentando su sostenibilidad, aunque se suele utilizar en combinación. Las fibras se añaden entre 5 y 30 Kg. de paja por m3 de suelo mejorando la resistencia a tracción y disminuyendo la aparición de grietas en el secado. Se pueden utilizar otras fibras como sisal, cáñamo o pelo animal (crines).

Una adición utilizada regularmente es la inclusión de arcillas coloreadas, especialmente en el tapial, produciendo superficies atractivas.

También se puede añadir repelente hidrofóbicos al agua de la mezcla para diferentes uso, que se desarrollará más adelante.

Visto todo esto, otra de las características fundamentales en las que el ahorro energético es importante en las construcciones de tierra es en el ahorro para la climatización interior, debido a  la conductividad térmica de la tierra, haciendo de aislante mejor que otros materiales. Las pérdidas de calor y condensaciones en los puentes térmicos de los edificios viene medido por la transmitancia térmica U (W/m2 ºC) que se obtiene mediante el calculo de la resistencia térmica total del componente constructivo RT que a su vez se calcula mediante la conductividad térmica del material y su espesor, en el que la tierra tiene un valor mucho menor que otros materiales de construcción. De esta manera, mientras el tapial puede llegar a valores de 0,34 W/m2 ºC y las otras tipologías aunque son ligeramente mayores, pueden llegar a 0,4; El abobe con una densidad de 750 kg/m3 tan solo tiene un valor de 0.25 W/m2 ºC, siendo el menor de los materiales utilizados en construcción. El ladrillo tiene un valor de 0.85 W/m2 ºC y el hormigón en masa de 1.50 W/m2 ºC, lo que nos da idea del valor de aislante térmico que supone la tierra cruda. En la siguiente tabla, podemos ver los varios materiales junto con su conductividad:





Se observa que la tierra húmeda tiene un valor similar al ladrillo, pero una vez que ha secado, disminuye este valor hasta la mitad, lo que significa que en muros de tierra la inercia térmica es del orden de 7 a 10 horas para un muro de 280 mm. El espesor mínimo de un muro exterior de 280 mm es generalmente requerido para satisfacer sin aislamiento adicional los requisitos del CTE. Si se coloca el aislante térmico convencional, obtendríamos un aislante mayor, lo que supone un importante ahorro energético en la climatización del edificio. Por otro lado si se decide no colocar el aislante térmico, la climatización sería la misma que otra tipología de construcción, pero ahorrará energía ya elevada necesaria para la fabricación de los materiales necesarios.

El coste energético de fabricación dependerá, principalmente, de la cantidad de material utilizado y de su naturaleza, así como de la durabilidad general de la construcción. Por el contrario, el coste energético de mantenimiento, a igualdad de cantidad y naturaleza de los materiales, dependerá, significativamente, del diseño particular con que se empleen. Adoptar las formas adecuadas puede suponer un ahorro de energía considerable; La composición en detalle y la distribución de los espacios que son propios de la arquitectura bioclimática son un punto de partida indispensable cuya observancia cada vez se halla más extendida en la arquitectura reciente de los países en vías de desarrollo y los países ricos de la franja cálida.

Usos y Aplicaciones

En la antigüedad, las primeras casas y ciudades se construyeron con tierra cruda. Hoy, para levantar nuestros hogares empleamos materiales de elevada energía incorporada, de difícil reciclaje y que en ocasiones, incluso incorporan elementos tóxicos. Puede que haya motivos más que justificados para volver a reivindicar la sencillez y propiedades del barro.

La tierra como material de construcción está disponible en cualquier lugar y en abundancia. Y aunque fueron las casas más primitivas las que se edificaron con tierra cruda, estas técnicas no son algo del pasado: hoy en día, de un tercio a la mitad de la población mundial vive en casas de tierra. En los lugares en que es tradicional se mantiene, y en algunos países desarrollados se continúan llevando a cabo experiencias y se investiga sobre sus aplicaciones incluso al nivel de construcción plurifamiliar o prefabricada. Buenas noticias, pues, para el entorno y la construcción más responsable.
Son muchísimos los testimonios arqueológicos e históricos de la construcción con tierra, pero, además, el barro abunda actualmente en las sencillas construcciones populares de gran parte del mundo.
Los orígenes del uso de la tierra para construir cobijo se remontan a los primeros asentamientos humanos. En España, se han hallado pruebas en yacimientos de poblados de la edad de bronce y, posteriormente, de íberos y romanos. Posteriormente, fueron los árabes quienes impulsaron y perfeccionaron la técnica. La construcción con tierra fue el sistema de construcción más empleado en gran parte de la meseta central, aunque se encuentran testimonios por toda la península.
Algunas de las grandes civilizaciones como la persa o la egipcia construyeron ciudades enteras con tierra cruda. Algunos ejemplos pueden ser los de Tobouctou en Mali, Marrakech en Marruecos, o Shibam en Yemen, que desafía todos los prejuicios con edificios de tierra de casi 30 m de altura.
El hecho de hallar todavía en buen estado muchas obras de tipo monumental en tierra refleja como de duraderas puede llegar a ser. La tierra se empleó para levantar fortificaciones, castillos, murallas, ermitas, mezquitas, graneros, molinos y viviendas populares, en lugares como el Sahara, el Magreb, África Central y Oriental, América Latina, o toda Europa, incluyendo también lugares lluviosos como Suecia, Noruega y Dinamarca.
Hay que destacar la presencia en la actualidad de la tierra cruda en la construcción. En los países con mayor necesidad de viviendas y menos recursos como sucede en casi toda África, Oriente Medio y América Latina, la tierra es el material de construcción que predomina. En China e India hay más de 50 millones de casas de tierra. En zonas como Europa, sin embargo, la tierra está prácticamente ignorada en la construcción nueva, aunque forma parte del paisaje cotidiano en muchas regiones rurales donde todavía se mantienen viviendas y patrimonio de tierra.
La construcción con tierra cruda tiene diferentes limitaciones como son los altos costes de ejecución y mantenimiento, problemas de durabilidad, las retracciones de las arcillas (1-12%) que pueden provocar grietas y la aptitud del suelo. No es un material de construcción estandarizado y no es impermeable, por lo que debe ser protegido de las lluvias y heladas. Sin embargo, tiene numerosas ventajas, lo que lo convierte en un material muy interesante en la construcción sostenible. En un material, que por el mero hecho de su utilización, además de lo ya expuesto anteriormente, provoca un ahorro energético debido a:
1    Regula la humedad ambiental en el interior de la construcción suavizando la sensación térmica
2  Almacena calor y trabaja como termorregulador. En invierno toma calor de día y lo desprende durante la noche y en verano retiene el calor exterior de día y perdiéndolo de noche debido a una gran inercia térmica.
3   Es reutilizable y los gastos energéticos en su reciclaje son mínimos, ya que solo hay que derribarlo e incorporar el material al suelo de donde se obtuvo.
4   Economiza materiales de construcción y costes de transporte ya que se obtiene en el mismo lugar en donde se va a emplazar la obra o cercano, por lo que los gastos energéticos en el transporte de materiales son mínimos.
5  Es apropiado para la autoconstrucción, disminuyendo los gastos económicos y energéticos en el transporte de maquinaria pesada.
6  Preserva la madera y otros materiales orgánicos, ya que debido a su capilaridad, absorbe la humedad de estos materiales alargando la vida útil de los mismos, con los diferentes ahorros que esto supone.


La tierra se puede utilizar en todas las partes de una construcción, tanto en los muros exteriores, interiores, suelos y cubiertas. La tierra la utilizaremos de distinta manera dependiendo de la parte del edificio que se quiera construir. La proporción de la tierra utilizada variará según la situación.

Los suelos están expuestos al desgaste y deben resistir presión, abrasión, ser impermeables y estar libres de fisuras. Sobre el barro se suelen utilizar revestimientos de cerámica, madera o piedra.

Las paredes, como ya hemos explicado, además de soportar la estructura, deberá tener aislamiento suficiente para la temperatura, cuyas condiciones ya hemos explicado. La superficie de la pared debe ser atractiva y así nos evitaremos tener que darle complejos revestimientos posteriores. Deben ser protegidas de las inclemencias del tiempo durante la fase de construcción.

Las cubiertas también pueden ser recubiertas con tierra. Las cubiertas planas es uno de los desafíos mayores en los países en vías de desarrollo, es hacer exitosa la construcción de cubiertas de barro resistentes a las inclemencias del tiempo. Una cubierta en tierra acertada puede suponer una disminución de costes económicos del 25% y un recorte de gastos energéticos importantes en la elaboración de los materiales de cubierta.


En algunas edificaciones religiosas de Europa se pueden encontrar bóvedas y cúpulas de adobe. En los climas áridos facilitan un mejor control climático, debido a su altura en el centro de la cúpula donde el aire caliente fácilmente puede ser descargado por las aperturas. En los climas fríos, debido a que la superficie es menor para un mismo volumen, la pérdida de calor es menor reduciendo así la energía necesaria para calentar los espacios. A todo esto, hay que sumar que es una opción más económica que los techos inclinados o planos de tierra.

Otra de las utilizaciones es en los baños. El uso del barro en los baños mejora la higiene del mismo ya que absorben la humedad del interior cuando es superior al 50% y la aportan al medio cuando esta baja de ese valor. La reducirse la humedad rápidamente en los baños no es posible el crecimiento de hongos, mientras que en los baños cubiertos de azulejos, la humedad se mantiene largos periodos permitiendo el crecimiento de los hongos en las juntas de los mismos. Con este uso nos ahorramos tiempos de ventilación, productos de limpieza…

Con el barro se pueden fabricar mobiliarios y artefactos sanitarios como el marco del espejo y repisas integradas en la pared. Los lavabos pueden construirse con barro crudo impermeabilizándolo añadiéndole un 1% de repelente al agua de la mezcla y pintando con el mismo repelente la superficie, una vez construido. Se pueden esculpir jaboneras o pequeñas repisar para cepillos. De esta manera se consigue unos baños atractivos que a su vez reducen los costos económicos y energéticos en la fase de ejecución.
Una ventaja adicional del adobe, es que permite fácilmente modificar la construcción una vez realizada, derruir un muro o ampliar la vivienda con una nueva dependencia. Provoca menos problemas que la construcción habitual, pues el adobe se pueden reciclar in situ en los muros de la nueva obra y el resto se transforma en tierra que se incorpora al suelo, dejando un mínimo de cascotes. Además, no hay excesiva dificultad para insertar en las paredes existentes las rozas para instalar nuevos servicios de agua y luz, con lo que el mantenimiento e incorporación de nuevas redes de luz, agua o comunicaciones, se resuelven en este tipo de construcciones de forma más sencilla y con menos gasto.

Conclusiones

A modo de conclusión expondremos un resumen de los diferentes ahorros energéticos llevados a cabo con la construcción tradicional del uso de la tierra:

Se ha explicado como debido a la conductividad térmica de la tierra es más fácil mantener una climatización interior con menor gasto energético aplicado gracias a la rotura del puente térmico que se produce siendo más favorable que otros materiales como el ladrillo, el hormigón o la piedra.

El uso de la construcción con tierra te permite fácilmente construir una cubierta abovedada lo que permite en climas cálidos evacuar el aire caliente por la parte de mayor elevación sin necesidad de tener un equipo de ventilación asistida aprovechando la diferencia de la densidad del aire en función de su temperatura. Para climas fríos, al ser edificios con una marcada forma esférica, el volumen interior es menor lo que significa que la energía necesaria para su calentamiento también es más reducida.

Los muros y cubiertas de tierra, debido a su porosidad funcionan como un regulador de humedad ambiental en el interior de la construcción suavizando la sensación térmica.

Es capaz de almacenar calor lo que le permite trabajar como termorregulador. El invierno toma calor durante el día desprendiéndolo durante la noche y en verano impide que el calor del día entre en su interior, perdiéndolo durante la noche.

Al ser un material reutilizable de una gran sencillez, los gastos energéticos necesarios al final de la vida útil de la construcción son mínimos, así como el impacto ambiental ocasionado por los desechos ya que es tierra que puede ser incorporado el terreno en el mismo lugar donde estaba emplazado.

Los materiales de construcción, además de ser más baratos, los gastos de transporte son nulos o prácticamente inexistentes, ya que se obtiene del mismo lugar de la obra o de algún sitio cercano

Son materiales apropiados para la autoconstrucción haciendo innecesario el transporte de maquinaria pesada y el consecuente ahorro de combustible, tanto en el transporte, como en la utilización de la misma.

Gracias a la capilaridad de la tierra, absorbe la humedad de los materiales en los que se encuentra en contacto, preservando la madera y otros materiales orgánicos alargando su vida útil, optimizando la energía necesaria para la fabricación de los mismos.

3 comentarios:

  1. José,
    es posible saber la fuente de esta información?
    Me es de mucha utilidad para mi investigación.
    Gracias.

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